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Bolo kele tesseka bele ta: ideas para trabajar juntos desde Malí

Sitali Muyatwa, Head of SWA Secretariat Country Engagement Team
17 Mar 2020

Bolo Kele tesseka bele ta es un dicho de una de las principales lenguas de Malí, el bambara, y significa que un solo dedo no puede levantar una piedra. Otras culturas africanas tienen distintas versiones del mismo proverbio con un significado similar; “un dedo no puede matar los piojos”, por ejemplo, es un dicho común en algunos países de África meridional. Estos proverbios se centran en la importancia que tiene trabajar juntos. Sin embargo, es más fácil decir que vamos a trabajar juntos que hacerlo. Esto se debe a que a veces resulta difícil obtener un consenso sobre determinadas cuestiones, o a que las partes interesadas a veces carecen de confianza mutua o de la voluntad de colaborar. Esto puede llevar a la inercia o, en el peor de los casos, a que se generen posiciones antagónicas.

En la Secretaría conocemos muy bien las dificultades que supone reunir a los diferentes grupos y, mucho más, a que se pongan de acuerdo en un objetivo común. Por ello, ha sido un privilegio único visitar Malí, donde nuestros aliados se han reunido bajo la dirección del Gobierno para prestar apoyo a las prioridades nacionales, establecer compromisos y examinar abiertamente algunos de los obstáculos más complejos que frenan el progreso. 

Nuestros aliados parecen haber puesto en marcha algunos de los aspectos básicos que rige el trabajo conjunto. En primer lugar, han constituido un Comité que abarca a todos los grupos de interés, incluidos el gobierno, la sociedad civil, el sector privado, los organismos de investigación y aprendizaje y los aliados técnicos y financieros, que en la narrativa de SWA se denominan organismos de apoyo externo. El Comité incluye centros de coordinación de otros procesos conexos como AfricaSan, AMCOW y GLAAS/TrackFin. El Comité también dispone de aliados que no pertenecen a SWA, entre ellos el jefe del grupo de donantes del sector, Bélgica. En el caso de SWA, el objetivo principal es reforzar las plataformas de trabajo conjunto en las que los interesados puedan abordar conjuntamente los problemas que afronta el sector. Malí parece haber creado exactamente esa plataforma, y el Comité actúa como grupo básico para orientar la acción y asegurar que las voces más importantes tengan un espacio en la mesa.

Otra medida importante que ha puesto en marcha el Comité es un proceso sistemático, uniforme y predecible para gestionar sus diálogos. Algunas dificultades de la coordinación sectorial suelen estar relacionadas con procesos ad hoc que hacen que resulte difícil para los aliados realizar un seguimiento del programa y del “panorama general”. En Malí, este panorama general cuenta con un plan sectorial y con los compromisos que han presentado los interesados para los próximos 3 a 5 años. Por supuesto, hay margen para que aumente el número de aliados que pueden sumar sus compromisos y proporcionar una forma previsible de apoyo a las prioridades dirigidas por el gobierno.

El tercer aspecto que se ha observado en Malí es la franqueza de los debates. La formación de un grupo representativo y la elaboración de un proceso sistemático para que los aliados dialoguen ha permitido centrarse ahora en temas más profundos y complicados. La formación de un Comité que se reúna periódicamente y tenga un sentido claro de la orientación es necesaria pero no suficiente. Malí ha fijado objetivos muy ambiciosos que deben alcanzarse en un corto período de tiempo. No puede haber progresos si no se abordan con prontitud y abiertamente los cuellos de botella.

Durante la visita nos enteramos desde el principio de que la plataforma que han creado los aliados de Malí se ha desarrollado lo suficientemente bien como para que puedan expresarse libremente entre ellos. Durante la primera reunión, en la que confluyeron casi 30 participantes, el debate pasó muy rápidamente de las formalidades de apertura a lo que parecía ser la cuestión más controvertida.

La financiación se consideró como una de las cuestiones clave que había que abordar. Los participantes señalaron que Malí no estaba sacando el máximo provecho de cada una de las 3T: impuestos (taxes), transferencias y tarifas. Hay una tendencia al alza de las contribuciones procedentes de los impuestos, y esta situación se destacó como un paso en la dirección adecuada. El Gobierno aumentó las asignaciones al sector en 2018 y se espera que este aumento se mantenga en 2019, aunque las cifras aún no han salido a la luz. Algunas partes interesadas, incluidos los parlamentarios, están presionando para que se aumenten aún más, de modo que las asignaciones para el agua, el saneamiento y la higiene puedan alcanzar el 5% del presupuesto nacional. En cuanto a la segunda T, las transferencias, la financiación de los donantes representa una proporción considerable de los recursos del sector y es probable que se mantenga estable a pesar de las preocupaciones en materia de seguridad que hay en el país. La tercera T, las tarifas, presentan un panorama mucho más complejo. Las tarifas de Malí no son sólo las más bajas de todos los países de África occidental, sino que además no se ha revisado en los últimos 16 años. Esto ha suprimido las contribuciones de una de las tres T a la estructura total de financiación del sector y la mayoría de los agentes coincidieron en que es necesario revisarla.

Sin embargo, la revisión de las tarifas es una cuestión política delicada. No sólo depende de la asequibilidad y la voluntad de pagar, sino también de la voluntad de cobrar. Durante este debate se puso a prueba la firmeza del Comité en Malí. Los aliados pudieron hablar libre y abiertamente sobre la necesidad de encontrar una estructura de tarifas que refleje los costos del agua y proteja a quienes no pueden pagarla. Algunos agentes se apresuraron a añadir que las OSC, que también estaban representadas en la sala, habían bloqueado las propuestas realizadas en el pasado. Otros agentes esenciales necesarios para mejorar los debates son los sindicatos, que desempeñan un papel fundamental en los debates con el gobierno. La apertura del debate y el respeto mutuo que demostraron las partes interesadas permitieron profundizar en un tema muy delicado. Esto no suele ocurrir en muchos países donde la presencia de funcionarios gubernamentales puede suprimir fácilmente los debates.

El equipo de Malí lo está haciendo bien, pero eso no significa que no puedan o quieran hacerlo mejor. Algunos de los desafíos que afectan al sector son más amplios que el agua, el saneamiento y la higiene. Por ejemplo, el cambio climático y la situación de la seguridad exigirán que los principales agentes políticos tomen más medidas y decisiones. Por este motivo, los aliados de Malí tienen que elevar continuamente el nivel de los debates para poder colaborar más eficazmente con el Jefe de Estado, el Primer Ministro y los ministros del sector, y poder contar con ellos. Los parlamentarios ya están desempeñando un papel fundamental y las lecciones sobre la colaboración con los parlamentarios también pueden contribuir a fortalecer el papel de otros encargados de la adopción de decisiones, incluidos los dirigentes tradicionales y religiosos.

Otros temas que se examinaron durante la visita fueron la creación de un terreno de juego uniforme para todos los agentes: los agentes del sector privado mencionaron repetidamente que no buscan favores sino un entorno adecuado que sea eficiente y propicio para los negocios. El Gobierno está muy interesado en colaborar con los donantes y otros aliados para estudiar la financiación del clima y la búsqueda de opciones de financiación innovadoras para el sector. Los parlamentarios se comprometieron a apoyar al gobierno central para aumentar progresivamente el presupuesto hasta el 5% y solicitaron apoyo para comprender mejor las consecuencias de los ODS, en particular de los objetivos en materia de agua, saneamiento e higiene. También destacaron la necesidad de seguir prestando apoyo a las OSC que desempeñan un papel fundamental para garantizar la rendición de cuentas y centrarse en no dejar a nadie atrás. De hecho, es necesario que todos esos agentes adopten medidas para aumentar las posibilidades de alcanzar los ODS.

El dicho keniano “los dientes que están juntos se ayudan a masticar” ejemplifica el poder de trabajar juntos. La ambición gigantesca fijada por la Agenda 2030, es decir, lograr el acceso universal al agua, el saneamiento y los servicios de higiene, deja en claro que ningún actor por sí solo tendrá los recursos, la capacidad y el alcance para alcanzar los objetivos. Precisamente por ello, la asociación Saneamiento y Agua para Todos se basa en la premisa de que las medidas conjuntas adoptadas por múltiples partes interesadas para alcanzar un objetivo compartido de forma conjunta tienen probabilidades de lograr resultados mejores y más sostenibles. Por esta razón, los aliados de SWA trabajan mediante enfoques dirigidos por los gobiernos en los que participan la sociedad civil, el sector privado, los organismos de investigación y aprendizaje y los organismos de apoyo externo, incluidos los donantes, los bancos de desarrollo y los organismos de las Naciones Unidas.