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Algo que no debemos olvidar: la inversión en higiene, saneamiento y agua es esencial en la lucha contra la COVID-19 - Parte 1

Muyatwa Sitali, Head of Country Engagement, Sanitation and Water for All
28 Sep 2020

 

Volver a la antigua normalidad no es el camino que debemos seguir. La COVID-19 nos ha enseñado que un mundo en el que casi la mitad de su población no tiene los medios necesarios para lavarse las manos en momentos críticos no es un mundo seguro. 

Todos estamos conectados de una manera sutil y peligrosa. Una enfermedad que comenzó en una ciudad ha llegado a todos los rincones del mundo en sólo unos meses. Lavarse las manos en momentos decisivos es una manera crucial de proteger nuestra salud. Si alguno de nosotros no puede hacerlo por falta de jabón, agua o ambos, entonces todos estamos en peligro de contraer enfermedades que amenazan la vida. En el futuro, cuando construyamos el futuro que necesitamos, debemos asegurarnos de invertir en las cosas que importan, por pequeñas o intrascendentes que parezcan.

El año pasado, mi automóvil tuvo un pinchazo lento. Cada vez que bajaba la presión, yo volvía a bombear más aire en los neumáticos. Era más barato hacerlo así en ese momento, pero eventualmente me costó más, ya que los gastos se fueron acumulando con el tiempo. Hasta que cambié los neumáticos, la preocupación de que el problema empeorara nunca me abandonó. Del mismo modo, la COVID-19 no sólo ha causado un pinchazo lento en nuestro estilo de vida, sino que ha afectado a casi todos sus aspectos con mucha rapidez. Ha arrasado con la mayoría de nuestras economías y casi ha paralizado la actividad económica mundial. Nuestra respuesta no puede ser temporal, a medias o al azar. Gastaremos más tiempo y recursos de una forma u otra si no solucionamos el problema en este momento. 

La próxima pandemia de salud pública debería encontrarnos mejor preparados y equipados, pero no podremos lograrlo si seguimos fregando el suelo y no arreglamos el grifo que gotea. 

Construir el futuro que necesitamos exige avanzar mejor y canalizar los recursos de manera rápida y eficaz, especialmente para los más vulnerables y los que probablemente resultarán más afectados por la pandemia actual o por la próxima. Además de las vacunas y el tratamiento, las nuevas respuestas ante la COVID-19 deben ocuparse de las medidas preventivas. Especialmente, asegurar que el agua y el jabón estén siempre disponibles para todos, ya que son vitales para el lavado de manos, que es nuestra primera línea de defensa contra la COVID-19 y otras enfermedades.

La COVID-19 apenas ha encontrado resistencia en las comunidades donde lavarse las manos es un lujo, el distanciamiento social es casi imposible y la decisión de comprar una máscara compite con la de comprar alimentos o medicinas. También han resultado muy afectadas las comunidades donde los servicios de agua y saneamiento no existen o son terriblemente inadecuados. Los investigadores de la Universidad de Oxford Godfred Amankwa y Christian Fischer examinaron la correlación entre las muertes por COVID-19 y los servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH) deficientes. Sus conclusiones, aunque sólo se basan en datos de África Subsahariana, son muy reveladores. Encontraron que había una “estrecha correlación entre una mayor tasa de mortalidad y un menor acceso al agua potable y al saneamiento seguro”. La correlación era más marcada en el caso del saneamiento deficiente, que normalmente ya estaba muy por detrás del acceso al agua incluso antes de la COVID-19. 

Por lo tanto, necesitamos urgentemente romper con el pasado para construir mejor el futuro.