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Algo que no debemos olvidar: la inversión en higiene, saneamiento y agua es esencial en la lucha contra la COVID-19 – Parte 2 

Muyatwa Sitali, Head of Country Engagement, Sanitation and Water for All
29 Sep 2020

Invertir en saneamiento, agua e higiene crea puestos de trabajo y también es bueno para la economía.


Las repercusiones de la COVID-19 están llevando a la mayoría de los líderes a buscar soluciones para unas economías que han llegado a su punto de ruptura, una situación que de alguna manera ha provocado que 2020 sea el año perdido de esta década. Pero encontrar soluciones para las economías no eliminará por sí solo las causas fundamentales y las vulnerabilidades que nos hacen susceptibles a las pandemias de salud pública. Encontrar soluciones para las economías por sí solo será como fregar el suelo mientras que el grifo que gotea sigue perdiendo una gran cantidad de agua.

Afortunadamente, invertir en iniciativas de agua, saneamiento e higiene que salvan vidas es una elección inteligente. Es bueno para nuestra salud, y es bueno para nuestras economías. También es bueno por sí mismo. ¿Quién no necesita agua de buena calidad, un lugar que se pueda calificar de un inodoro digno, y jabón con el que lavarse las manos? Después de todo, el agua es vida y el saneamiento es dignidad.

La mayoría de las infraestructuras de agua y saneamiento necesitan con urgencia una labor de rehabilitación, restauración y mantenimiento. En varios lugares se necesita desesperadamente una nueva infraestructura para llegar a las comunidades que carecen de servicios o donde los servicios son inadecuados. Las inversiones considerables dirigidas a construir infraestructuras de agua, saneamiento e higiene pueden crear puestos de trabajo. La construcción de sistemas de agua y saneamiento ofrece inmensas oportunidades para emplear a miles de mujeres y hombres jóvenes. Las inversiones en la ampliación de los servicios mediante la expansión de las líneas de distribución y el aumento de las conexiones para las poblaciones urbanas no sólo contribuyen a proporcionar servicios sociales para los centros urbanos cada vez más poblados, sino que también ofrecen puestos de trabajo en las zonas urbanas, donde la baja calidad de los servicios conlleva importantes riesgos de que se produzcan disturbios políticos. 

Cuantas más personas estén conectadas a los sistemas de agua y saneamiento, mayor será la base de clientes de los proveedores de servicios. Dado que la mayoría de las personas están dispuestas a pagar si pueden obtener un buen servicio, esto, a su vez, puede servir para aumentar los ingresos de los proveedores y crear una vía para reducir la dependencia de las subvenciones y los subsidios del gobierno. En consecuencia, los gobiernos podrían asignar sus limitados recursos a las comunidades de bajos ingresos más vulnerables de los barrios marginales y de las zonas rurales. El ecosistema de servicios que depende de un sistema de agua y saneamiento que funcione eficientemente es sólido. Los recursos humanos y las instituciones necesarias para mantener los servicios y asegurar su calidad son tan cruciales como los que se requieren para construirlos. Por consiguiente, el sector ofrece una gran cantidad de empleos para operarios. 

En la India, el programa emblemático del Primer Ministro, la Misión Swachh Bharat (SBM), generó un total de 7,55 millones de puestos de trabajo a tiempo completo debido a sus efectos directos e indirectos sobre el empleo. Se trata de un promedio de 1,51 millones de empleos por año durante todo el período de la SBM. La SBM era un programa destinado a eliminar la defecación al aire libre en la India.

Como señalaron Joseph Kane y Adie Tomer, del Programa de Política Metropolitana de Brookings, que analizaron los puestos de trabajo en el sector del agua, “las empresas de servicios de agua emplean a muchos trabajadores, pero hay muchas otras industrias y establecimientos, incluidas las empresas de ingeniería y los contratistas de la construcción, que son también esenciales para el sector del agua. En conjunto, la fuerza laboral del agua genera 212 ocupaciones diferentes, desde puestos en oficios especializados, como electricistas y técnicos, hasta puestos financieros, administrativos y de gestión. Estos trabajos se encuentran en todas partes, desde los grandes mercados metropolitanos hasta las zonas rurales más pequeñas”. Incluso aunque su estudio se centraba en los Estados Unidos, resulta fácil aplicar a otros países sus conclusiones acerca de la red de empleos asociados al sector del agua. Los autores añaden que el sector del agua es responsable de “contratar una fuerza de trabajo diversa” y “puede apoyar una mayor movilidad económica”. 

De igual modo, el saneamiento y la higiene ofrecen oportunidades acordes con los empleos y la actividad económica de los hogares y las comunidades. Pero esas oportunidades no pueden aprovecharse plenamente si no se realizan inversiones iniciales, y a menudo importantes, en la construcción no sólo de la infraestructura física que se requiere, sino también de la capacidad humana e institucional necesaria para desarrollar, regular y mantener esos servicios. 

Sin estas inversiones, la vida y la dignidad seguirán en peligro.

 


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